Una de las cosas más complicadas del ser humano es aprender a sentir y tener gratitud tanto por lo bueno como lo no tan bueno; sin embargo, en mi “filosofía” de vida siempre he pensando que todo llega a nuestra vida como bendición o como lección que deja aprendizaje, y si se sabe agradecer, analizar y mejorar, se convierte en bendición.
Hoy despido el 2023, con total GRATITUD por todo lo que me dio, me enseñó e incluso aquello que quito o movió de mi camino. Comprendo que todo aquello que llegó como bendición sigue enseñándome y forjando mi carácter día a día, con amor, gratitud y empatía…. pero, aquello que llegó como lección me ha mostrado que con fe, constancia, amor, paciencia y perseverancia todos podemos mejorar, evolucionar y revolucionar a nuestro propio ser.
Gracias 2023 por que me enseñaste a valorar la salud, la familia y el amor propio, gracias por la vida de mis padres, por la alegría y vida de mis hermanas, por el apoyo y compañía de mis amigas y amigos reales que siempre han estado.
Gracias, por enseñarme que nunca debo hacerme pequeña por querer encajar en cualquier circulo, sobre todo aquellos carentes de valores y responsabilidad afectiva.
Gracias por permitirme volver a ver, sentir y valorar a quien nunca he dejado de pensar, soñar y extrañar…
Gracias por los kilos de más de este diciembre desenfrenado, lo he disfrutado más que nunca (pero aquí te los dejo, pues para el 2024 ya no son bienvenidos).
Gracias por los retos que logré superar y los clubs que pusiste en mi camino, mismos que hoy me han dejado nuevas amistades, enseñanzas y grandes anécdotas.
Mi gratitud por lo bueno y no tan bueno, por aquellos que siguen y los que se fueron, por mis logros, tropiezos y aprendizajes.
Con amor, Ari.
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